A nuestra camarada Dolores Ibarruri «Pasionaria».

Intervención en nombre del PCE-EPK en el homenaje a Dolores Ibarruri organizado por el PCE el 20 de Diciembre de 2014 en el Auditorio Marcelino Camacho de Madrid.
Dolores nació en Gallarta, en el
extremo occidental de mi tierra, Euskadi. En la zona minera de la que se
extraía la materia prima necesaria para la emergente industria de aquel
retrasado y tardío capitalismo español que tomaba su forma más adelantada en la
gran industria de la ría de Bilbao.
Dolores nació y vivió su infancia
y juventud por lo tanto en el seno del naciente proletariado de finales del
siglo XIX y principios del XX, y por lo tanto en el centro del conflicto, del
conflicto capital-trabajo.
No fue en una Universidad donde
Dolores aprendió lo que son y lo que suponen las diferentes clases sociales.
Nacida en una familia minera, fueron las primeras huelgas organizadas, los
mítines, las manifestaciones  las que se
lo enseñaron. Las que le enseñaron que existía y existe la lucha de clases.
Sus condiciones de vida y sus
primeras luchas en el conflicto de clase fueron las que la llevaron a abrazar
el marxismo ya para siempre, y no a la inversa. 
No se hizo comunista para luchar, se hizo comunista porque era de las
que luchaba.
Dolores estuvo en el nacimiento
del movimiento comunista en nuestro país, en el embrión de la federación
Vasco-Navarra del PCE y algo después en el nacimiento del PCE-EPK. Un partido
que se definía y se sigue definiendo hoy día, como Nacional y de clase. Un
partido que nacía federado en el conjunto del PCE, y del que sigue formando
parte hoy en día de manera leal, comprometida y solidaria.
Porque aquellas primeras
comunistas vascas sabían que nuestra identidad nacional, cultural o lingúistica
no pueden ser utilizadas para relegar nuestra más autentica condición, la que
nos define realmente, nuestra condición de clase.
Pasionaria fue y es admirada no
solo por los comunistas, porque supo entenderse con otros trabajando en el seno
de la la clase trabajadora y luchando siempre por la máxima unidad posible.
Pero esto lo hizo desde su
condición de militante del Partido Comunista hasta el día de su muerte. Sin
renunciar a sus ideas y a sus principios, pero sin renunciar tampoco a su
Partido y a sus símbolos.

En pleno siglo XXI, las
comunistas vascas del EPK y del conjunto del PCE miramos a Dolores con
admiración y procuramos seguir su ejemplo. Por eso sabemos quiénes somos y
porque luchamos. Por eso sabemos que en nuestro camino al socialismo estamos
empeñados en la unidad necesaria para transformar la sociedad de manera
radical. Y por eso, como Dolores lo hacemos desde nuestra condición, que no es
otra que la de ser humildes Militantes del Partido Comunista.

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