Para nuestro grupo un presupuesto debería ser una herramienta para repartir la riqueza e intentar alcanzar una sociedad más justa e igualitaria.
Pero para que esto sea así, el presupuesto debe empezar por los ingresos. Unos ingresos que deben estar basados en que el que más tiene, más pague. Tal y como ya ha señalado mi compañero Lander.
En la práctica, aquí quienes generamos ingresos a las arcas públicas somos los trabajadores y las trabajadoras.
Mientras tanto, el impuesto de sociedades, ese que pagan exclusivamente las empresas con beneficios, aquí, no llega al 12% de media, y en muchos casos ni al 10%, tal y como reconocía la Señora Tapia, Consejera de Desarrollo económico del Gobierno Vasco.
Una recaudación fiscal justa, sería el primer paso para tener unos presupuestos que también lo fueran. Pero como no se cumple el primer supuesto, el segundo tampoco.
Y por eso el Gobierno Vasco (PNV-PSE) defiende un presupuesto conservador, que no va a molestar a los poderosos, a las grandes corporaciones, a especuladores ni a quienes más tienen. Un presupuesto que no va a poder dar respuesta suficiente a quienes menos tienen, a quienes peor lo pasan. De manera especial a quienes tienen que recurrir a las prestaciones y ayudas públicas para sobrevivir y tirar para adelante.
A estos, el presupuesto les trae recortes y mayores exigencias para acceder a esos servicios y prestaciones públicas tan necesarias en situaciones complicadas. Precisamente a quienes más necesitan la cobertura pública. Pero ni tan siquiera van a poder dar respuesta suficiente a eso que se suele llamar “clase media”, sean trabajadores contratados, autónomos o pequeños empresarios.
No pueden dar respuesta con las mismas políticas presupuestarias que hasta ahora no han podido solucionar los grandes problemas de desempleo, precariedad, empobrecimiento y falta de oportunidades de vida para jóvenes y no tan jóvenes. Se trata por lo tanto de un presupuesto pensado para mantener las mismas políticas de los últimos años.
No obstante, este gobierno no tenía mayoría parlamentaria suficiente para aprobar los presupuestos en solitario, con lo que necesitaba al menos la abstención de un grupo de la oposición.
En el Parlamento Vasco hay tres grupos parlamentarios en la oposición; dos de izquierdas entre los que se encuentra nuestro grupo Elkarrekin Podemos (Podemos / Ezker Anitza-IU / Equo), y uno de derechas. En un lado el Partido Popular, el de Mariano Rajoy y Cospedal. Y en el otro lado los grupos de la izquierda.
Tenía por lo tanto el gobierno vasco diferentes opciones a la hora de negociar los presupuestos. Sabía que podía mirar en varias direcciones.
Desde el minuto 0 y a pesar de nuestro ofrecimiento a la negociación, diferentes miembros del gobierno salieron públicamente a decir que Elkarrekin Podemos se auto descartaba. Había una clara intencionalidad en colocar en la opinión pública el mensaje de que EP no quería negociar los presupuestos.
Siempre reconocimos que estábamos siendo exigentes, porque ese es el mandato de quienes nos votaron, ser exigentes respecto a la igualdad, por eso planteamos la reforma fiscal tan necesaria, exigentes en la defensa de los más vulnerables, por eso planteamos el fin de los recortes en la rgi y exigentes en las condiciones de vida de la gente y por eso planteamos la necesidad no solo de reducir el desempleo, que también, sino de acabar con unas condiciones de trabajo lamentables. Pero el gobierno no tenía ninguna intención de buscar puntos de encuentro porque ya había elegido compañero de viaje.
Quienes estamos acostumbrados a negociaciones difíciles, en mi caso en el ámbito de la negociación colectiva, sabemos que si hay voluntad de intentar llegar a acuerdos, las cosas no se pueden despachar en dos reuniones como hizo el consejero Azpiazu.
Por eso estamos convencidos, de que el Gobierno estaba interesado en llegar a un acuerdo con los Populares. Por dos razones principales; por un lado porque sabían que los populares iban a ser poco exigentes puesto que le necesitan al PNV para los presupuestos del Estado.
Y en segundo lugar porque las grandes políticas económico y sociales del Gobierno Vasco y del PP no están tan alejadas. Gobierno Vasco y Gobierno de España defienden los mismos intereses: los intereses de la oligarquía y de los poderosos.
Aun así, el PP ha conseguido arrancar al Gobierno Vasco la aplicación de un control aberrante a quienes acuden a los servicios sociales mediante la huella dactilar. Ya podrían ser igual de duros con los grandes defraudadores fiscales o con quienes se pasan por el arco del triunfo los derechos laborales día si y día también.
Unos presupuestos en definitiva inaceptables para la mayoría social. Así lo han expresado todos los sindicatos y numerosos agentes sociales.
Detrás de las cuentas hay una ideología, los números no son asépticos. Y detrás de estos números están las políticas neoliberales en Euskadi: PNV-PSE-PP. La Troika Vasca da la espalda a la ciudadanía vasca y se sitúa al lado del poder económico con estos presupuestos.