Los hechos acaecidos tras las elecciones municipales del 12 de Abril de 1931 que acabaron precipitando el cambio de Régimen en España y la proclamación de la II República son de sobra conocidos. El 14 de abril de 1931, hace 90 años, la localidad vasca de Eibar asistió de madrugada, en la actual Plaza Unzaga, a la proclamación de la Segunda República. El nuevo consistorio se reunió temprano y tomó las primeras y simbólicas decisiones, entre ellas el cambio del nombre de la Plaza de Alfonso XIII por Plaza de la República. Desde ese instante, los cambios se sucedieron vertiginosamente en todo en todo el Estado. A las cinco de la tarde ya se había proclamado la República en Sevilla, Zaragoza, Donostia o Valencia entre otras capitales. A eso de las seis de la tarde, se confirmó la proclamación oficial de la Segunda República.
En otra localidad vasca, en Irun, aquella tarde del 14 de Abril, la nueva corporación municipal acudía junto a cientos de vecinas y vecinos, al puente internacional sobre el río Bidasoa a recibir a una multitud de vascas y vascos exiliados al otro lado de la muga. Así la ciudadanía dio comienzo al derribo de un régimen monárquico corrupto que hacía aguas en lo social, en lo económico y en lo político. El pueblo exigía mejorar sus condiciones de vida y de trabajo y decidir su destino. Un cambio de modelo de Estado que modernizó el país acabando con multitudinarios atrasos históricos fruto de la decadencia monárquica. Derechos sociales, derechos de la mujer, educación pública, seguridad social… La lista de avances es larga. Y entre esos avances, también el reconocimiento de la autonomía política vasca.
Por eso, llama la atención que el Gobierno Vasco no haya programado ni un solo acto en el 90 aniversario de la proclamación de la II República. Este 14 de Abril no es una efeméride cualquiera, estamos ante unos hechos históricos y políticos de transcendencia fundamental para el devenir de Euskadi y deberían tener el reconocimiento adecuado por parte del Gobierno Vasco. Desgraciadamente no va a ser así.
La Constitución de 1931 que nació de los principios y valores republicanos, marcó un hito dando acceso por primera vez a una educación pública, gratuita y universal a toda la ciudadanía. También al ser la primera en reconocer y garantizar derechos sociales como el de asistencia a las personas enfermas y ancianas, protección a la maternidad y a la infancia, o la garantía a los trabajadores y trabajadoras de una “existencia digna” mediante protección en casos de enfermedad, accidente, paro forzoso, vejez, invalidez y muerte.
La República constitucionalizó un Estado laico y creo un amplio catálogo de derechos, también en ámbitos privados, como el matrimonio, la educación, la familia, el trabajo o la economía. Por primera vez se avanzó en la igualdad de género, al reconocer el derecho de voto a las mujeres, el matrimonio civil con plena igualdad de derechos y deberes de los cónyuges y la legalización del divorcio.
La II República nacía con la vocación de transformar radicalmente la realidad y construir una sociedad moderna identificada con la democracia, la libertad, los derechos humanos y la justicia social. El compromiso de la Constitución Republicana con la democracia y la voluntad popular se acreditó con la elección popular del Presidente de la Republica –el único Jefe de Estado elegido democráticamente en la historia de nuestro país– materializándose así por primera vez el principio de soberanía popular. Y la II República supuso también la llegada del autogobierno vasco, con todas sus vicisitudes, luchas políticas y contradicciones, pero fue el cambio político que permitió el primer Estatuto Vasco y el nacimiento del primer Gobierno Vasco compuesto por una representación plural de las fuerzas democráticas de Euskadi –PNV, PSE, PCE, ANV, IR- ya empezada la guerra desatada por los golpistas.
En estos momentos el régimen monárquico existente sufre una crisis sistémica desde hace años donde la corrupción entorno a la familia real no es más que el reflejo de un modelo que caduca lentamente. Las y los republicanos deseamos que nuestro país siga avanzando en un horizonte republicano para que alcancemos la garantía plena de los contenidos de los derechos políticos, económicos y sociales. Pero somos conscientes que el futuro se construye teniendo muy presente el pasado.
Es incomprensible que el 90 aniversario de la proclamación de la II república, un hito de transcendental relevancia en la historia democrática de nuestro país no vaya a tener el más mínimo gesto de reconocimiento por parte del Gobierno Vasco. Aun así en muchas localidades de Euskadi las y los Republicanos celebrarán y recordaran nuestra primera experiencia democrática noventa años después aunque el Gobierno Vasco no lo haga.